Juntos vivimos la rutina
de esta noche de febrero;
tú, entregada al descanso merecido;
de esta noche de febrero;
tú, entregada al descanso merecido;
y
yo a la búsqueda de la verdad,
de
la belleza en la palabra,
de la belleza en el dolor.
Siempre
supimos que el encantamiento
no
sería perpetuo ni privativo de los dos,
que
la luna se iría a esconder tras los miedos;
y
la pura algazara, de la lluvia copiosa.
Nuestros
cuerpos, en esta noche larga,
caminan confrontados —sueño y vigilia.
caminan confrontados —sueño y vigilia.
Ya
no se ve estrellada la tristeza,
y
ninguna sonrisa rememora
Con qué melancolía
Con qué melancolía
taja
insistentemente el firmamento.
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