martes, 9 de agosto de 2016

La marcha de la vida

Como un río en la lluvia, van tus horas
corriente abajo hacia el final del miedo,
con su caudal sobrepasando el lento
reposo de la sed que al alma acosa.

Como se escurre de la mano, roza
la realidad y viaja hacia el ensueño,
para hacerse memoria en el tormento
de un siempre adiós que deja vil impronta.

Vas construyendo, en los fugaces días,
los pequeños estuarios, las sentinas
que el indómito líquido almacene.

Y aunque el río desborda y te colmata,
es tanto su derroche que en la nada
su curso principal vuelca y se pierde

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