A Mirta Elena Tessio
revelada de ave mensajera,
al canto de la enorme pajarera,
va proponiendo su color el día.
Alborada y domingo. Algarabía
desbordante de luz y de quimera,
la luna débil en su luz viajera
derrama en el jardín melancolía.
En conjuro, la brisa cotidiana,
temblando con los trinos y las hojas,
emergiendo de cíclicas congojas,
vence mi incuria, mi indolencia humana.
¡Solo capullos de tus rosas rojas
faltan tras el cristal de mi ventana!
Obs: en el hemisferio sur la primavera se inicia el 21 de setiembre.
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