Los fragmentos que afloran
en la senda
de los enmarañados
territorios
de tu mundo
interior
se muestran como indicios
que llevan a la veta
principal.
y son los que te piden
seguir escarbando,
los que inundan de júbilo tu espíritu
ante la inminencia
del gran hallazgo,
los que acaban con
la ansiedad,
la angustia de la búsqueda.
Obstinado minero:
como regalo de la lucha,
el tiempo
te trastroca a la
tarea expiada
de pulir los
diamantes encontrados.
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