martes, 11 de agosto de 2015

La rosa



Radiante está la rosa en una esquina,
como una reina en cuyo trono exhala
halo y fulgor en la apacible sala,
desbordante tersura femenina.

En el jarrón reluce matutina
con rojos pétalos la ardiente gala,
mientras la luz en gradación avala
la majestad de estética divina.

Arrogante en el tronco cercenado
ignora todavía el desconsuelo
de hallarse en los dominios de la muerte.

El sueño de vivir, cuando truncado,
aunque guarde su rojo terciopelo,
repite de la flor la misma suerte.

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