Todo esto pasa desde hace ya mucho tiempo:
en la mañana de un día agitado,
impasible la calle absorbe, entre su prisa y sus chirridos,
tu habitual sombra.
Nadie mira tu errar.
Nadie siente tus bruscos cancerberos:
esa parálisis del alma, en un día
jurado para ensalzar el tiempo
con palabras adecuadas al grito;
ese silencio de minutos congelados,
dueño de tus magulladuras,
donde la negación de tu individuo
ha triunfado.
ha triunfado.
En el presente sigues, en esta vibrante mañana,
por las calles que observas con ojos de mil gatos,
atrapado por gentes cuyas vidas ignoras,
cuyas prisas molestan,
cuyos rostros son muecas plásticas.
por las calles que observas con ojos de mil gatos,
atrapado por gentes cuyas vidas ignoras,
cuyas prisas molestan,
cuyos rostros son muecas plásticas.
Es infame andar solo tanto tiempo,
perdido y esperando que te encuentren.
perdido y esperando que te encuentren.
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