No muevas
un solo pie,
no
pretendas intentar un solo paso,
no
pretendas lacrarme.
Aborrecido
de los dioses,
sin
privilegios, títulos, prosapia,
sin el azar
de un cielo hereditario.
Lombriz que
hace su camino en el barro,
soltándose,
afinándose,
en el
inmundo mundo de los excrementos.
Carroña y
crápula,
pudor y
vergüenza,
lo innoble.
Cuerpo
combado
presumiendo
su indecencia.
Atrás,
atrás, atrás. . .
Espejo que
me mira,
que me mira
y se cubre.