martes, 2 de julio de 2019

En mi acumulada soledad


En medio de estas cuatro paredes voy diciendo 
(aunque no sé si pueda proferir: “¡bellísimos vocablos!”); 
voy diciendo, repito, quemado hasta la médula, 
pálido por la lentitud de mi caída: “benditos versos”. 

Cuando llega el anochecer,
de mi porfiada lucha contra el odio
a los dioses que esperan mi cadáver,
buscad hasta encontrar
el camino de vuestros sueños,
la victoria espantosa donde yazgo
uncido a la terrible enfermedad de los poetas:
la versificación.

Buscadme, si perseveráis,
en medio de mi cuarto y sus frías paredes,
detrás de mi entornada puerta,
donde me digo y me desdigo,
donde me atrevo a la celebración
con el brebaje de la eternidad.

Buscadme, buscadme; nunca sabréis
que soy una pregunta lánguida 
ya sin respuestas en mi voluntad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario