jueves, 30 de septiembre de 2021

Esta ciudad siempre fue nuestra

Hermosa en tu lujuria,
y tus pasos de eróticos tacones
y tu sonrisa pálida
y tu forma de echarte entre mis brazos,
ahora me devuelven tus ardores
en las calles oscuras y vacías.

Has regresado hoy a mí,
a mi memoria que esconde tus caricias,
historias de alboradas latiendo entre tus senos,
una canción testigo de múltiples orgasmos,
una mirada presagio de diluvio.

La soledad tendida en el recuerdo
deja su resplandor monótono,
y duerme con sus ropas de faena,
y mi cuerpo comprende el lenguaje de brillos
así como el silencio de tus ojos.

Mi cuerpo quiere ser de madrugada.

Cada vez más intensa,
como una explosión de luciérnagas felices,
entre el cielo abierto de par en par a tu ventana,
la ciudad abandona su rutina.

Sobre la sábana rugosa,
donde la noche aguarda
que te desnudes
y que estalle la luna en los cristales,
reconstruyo con tacto, piel y besos mi reino en ruina.

martes, 28 de septiembre de 2021

La parte que me pesa más de ti

En mis brazos y en algunas canciones retenidas
pesa tu mundo, su fatiga.

A veces quiero percibirme adiós, librarme en la ceguera
de un desierto, en la muda emanación de piedra.

Yo creí en los jamases daños,
la casa donde haríamos el aire,
el sonido de lluvia. Creí en los promontorios
donde enterraste el tiempo
para nacer cada mañana a mi costado.

La parte que me pesa más de ti
—la fatigada parte—
es ese ir-venir por la vida buscándote,
temiendo hallarte
yendo-viniendo por las noches huyéndome.


lunes, 27 de septiembre de 2021

El baile imposible

Luego de un baño confortante, con agua fría,
de afeitarme sonriente frente al espejo,
con mi salud perfecta y mi juventud plena,
me gustaría salir este sábado de noche
a buscar un lugar donde la gente esté bailando,
una pista de baile donde vea moverse con soltura
a las bellas mujeres con sus ropas ceñidas,
con polleras y blusas, con pantalones pescador,
con soleras de faldas amplias, y escotadas,
todas bailando al ritmo juguetón
de Rivers of Babylon.

Cuánto quisiera caminar por los extremos de la pista
buscando a la muchacha que deseare bailar conmigo,
encontrarla gracias a la ansiedad de su mirada,
y sacarla tomándola ya de la mano, viéndola sonreír,
contenta de participar ella también del alborozo,
agradecida de mi compañía, tal vez dispuesta 
a imaginarme como novio y quizás más tarde a dejarse besar.

Pero todo esto me resulta ya imposible.
Solo puedo seguir acostado en mi vieja cama,
escribiendo en mi computadora portátil.

domingo, 26 de septiembre de 2021

La noche se desnuda ante mi alcance


El día huye de mi hastío. Las aves resignaron
sus timbres en el eco del barullo.
Es hora de cosecha de los dioses,
hora de saciedad celeste.

Ni el llanto ni la risa
ni la razón ni los instintos
logran besar el cuello de la luna, aunque
la noche se desnuda ante mi alcance.

La casa está sin luz. El cuarto,
en corro de sigilos.
El perro duerme en todos los rincones.
El guante de las cosas
cubre mis manos desgarradas
por miedo a desangrarse en la apatía.

La noche, en vano.



sábado, 25 de septiembre de 2021

Amor de carne y hueso

Entonces el verano estaba en la espiral de nuestras risas;
y eran los bosques de tus labios, para mi alma migrante,
nidos que pretendían reponer las aves
traviesas de mi juventud.

Me sentía seguro al caminar la cuerda floja,
de vencer el trapecio de la muerte, de herir mi soledad,
trasponiendo los vértigos
donde luchaba por vencer mi hombría inútil.

Hace años que cae mi mirada
sobre tu pecho, sobre tus piernas rectas,
sobre tu manera de caminar
que alborota el supermercado.

Pero recién ahora veo
mis convicciones que nacieron
del oculto misterio
de una pasión de sangre de incandescente carne y hueso.

viernes, 17 de septiembre de 2021

Nuestras cadenas


No te pido que arrastres conmigo mis cadenas,
ni te ruego ayuda para estibarlas.
¿Qué ganaría yo, ocioso y saludable,
andando sin esfuerzo por las sendas del alma?
¿Y qué serías tú si yo recompensase
tamaña cortesía cargando tus cadenas?

Marchemos juntos, si así lo deseas,
hombro a hombro, secándonos nuestros sudores,
sin súplicas, hollando las angustias,
cayendo y levantándonos sin lágrimas,
al paso de las fieras pesadillas,
al ritmo de la luna silenciosa,
a veces abatidos,
a veces riendo en el repliegue.

Cantando la canción de los utópicos,
conservando la piel acechante del tigre,
empapados de lluvia fría,
como en aquella tempestad violenta
que nos dejó calados 
sin dioses en la gruta compartida.

Discretamente encadenados
amémonos en este vasto mundo.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Ella está cantando en la cocina

Solos en la cocina,
ella entre platos y cubiertos y detergente;
yo, con mi fiel corazón preguntándose:
¿cuándo descansará?

Su delantal celeste,
su perpetua sonrisa, su cabello rebelde,
y el labial rojo inmaculado 
aún del trabajo, ¡qué bella imagen!

Yo no sé, pero la oigo,
al recuerdo de nuestra convivencia,
tararear nuestra vieja balada
de los primeros meses de pasión.

Creo percibir en el arco iris de su canto
el instante absoluto, la intensa realidad,
colores vivos de nuestra historia 
que me empujan a versear:

«quiero encerrarla eternamente
en algunas palabras donde somos
sencillamente de verdad».

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Carta a mi querida negra

Sigo enteramente tuyo mi querida negra
Como una cuchillada traicionera en el callejón
Vaya que te vaya que le he dado a tu impenetrable corazón
Eres una sensual y negra camilla de hospital para locos
Y yo soy uno de los cientos de locos que has cargado
Nuestra alianza te reporta migas para las palomas y paz de las plazas
Acuéstate a jadear a mi lado con el incendio de tus entrepiernas
Tu cama es un altar sagrado para la inmolación de mi libido
Ahí van a acechar siempre los hambrientos buitres de mis fantasías
Creo haberme aventurado bien profundo
En la oscuridad de tu estructura carnal y ósea No encuentro razones
Ninguna para reírnos con las costillas rotas De ahí que sólo recuérdame
Eres la chica más dulce del pasado y del día y de la noche y de la nada
Eres como el violín de un pájaro entre las ramas de los árboles
Eres un apetecible trozo de carne para los lobos del instinto
Te socorreré en alguna alcantarilla de la ciudad En algún raudal
Aunque sé que tú vives en las praderas de los corazones congelados
En las cornisas del aire donde te empeñas en ser hembra corriente
Tangentemente te recuerdo como a una reina conquistada y violada
Y a cada tanto mi acuciado frenesí te invade como un semental
Y mi dorado espejo se estremece de tenerte cada vez que se empaña

Gracias por amar así tan humildemente siendo requerida
Gracias por el satisfactorio sexo que me prodigabas cada vez menos
Gracias por comprender la furia de mi destino sin ti
Gracias mil por tu morena piel que se zambulle en mi mirada
Gracias negra querida por esos labios incansables de besar como nadie
Gracias mi deseada fémina a quien desnudé ceremoniosamente
Gracias por ser tan poca cosa en el espectro social de los soberbios
Gracias negra por consentirme depredador de tu moral
Gracias mil mi negra que tanto ya te has acoplado a mí
Gracias Gracias Gracias por no reclamar mi soledad para siempre
Deseaba que lo supieras mi negra inolvidable 
Tu examante agradecido

viernes, 3 de septiembre de 2021

Fantaseando con mi partida

Será insensata la congoja en la partida última
cuando me encuentre sentenciado al viaje,
cuando un ámbito infinito de paz y calma
se presente ante la mirada de mi espíritu,
y mi memoria siga derramando sueños
sobre ese instante donde ya no volarán
pájaros en mi panorama
y la espada con su implacable acero
se hunda poco a poco en mis entrañas.

Desgranaré
la historia de mi juventud, su cielo feliz,
los recuerdos del corazón: los incansables besos;
deshabitaré el cuarto del futuro,
arrojaré serenamente mis valiosos objetivos
con pasión proyectados,
soportaré que las palabras muerdan como ratas hambrientas
la carne de mi voz,
juntaré todo el arresto guardado bajo la alfombra,
y consentiré que las lluvias de mis faltas
forjen mi peor surco.

Aunque mi canto calle bajo la sombra de la luna,
ante el destierro irrevocable, aceptaré
lo irreversible de la ausencia,
en el espejo de los árboles efímeros,
en las voces que quedarán dormidas.

El destino no excluye y nunca miente;
aunque me haya cantado eurekas y aleluyas,
sé que me promete cenizas redentoras
al viento de mi carne y de mi angustia.

Renunciaré a tiempo a mis ene amigos;
evitando presencien mi dolor y mi ruina:
en la nostalgia pensarán que fui
mejor de lo que soy,
e incluso me amarán como se ama a los mártires
que mueren libres y felices por propia voluntad.
Y me iré en el mismo silencio
que llega luego de una guerra atroz.