jueves, 30 de septiembre de 2021

Esta ciudad siempre fue nuestra

Hermosa en tu lujuria,
y tus pasos de eróticos tacones
y tu sonrisa pálida
y tu forma de echarte entre mis brazos,
ahora me devuelven tus ardores
en las calles oscuras y vacías.

Has regresado hoy a mí,
a mi memoria que esconde tus caricias,
historias de alboradas latiendo entre tus senos,
una canción testigo de múltiples orgasmos,
una mirada presagio de diluvio.

La soledad tendida en el recuerdo
deja su resplandor monótono,
y duerme con sus ropas de faena,
y mi cuerpo comprende el lenguaje de brillos
así como el silencio de tus ojos.

Mi cuerpo quiere ser de madrugada.

Cada vez más intensa,
como una explosión de luciérnagas felices,
entre el cielo abierto de par en par a tu ventana,
la ciudad abandona su rutina.

Sobre la sábana rugosa,
donde la noche aguarda
que te desnudes
y que estalle la luna en los cristales,
reconstruyo con tacto, piel y besos mi reino en ruina.

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