Hoy vivo en la belleza,
como en las noches de apacibles brisas
y cielos estrellados;
y lo sensible de la sombra
converge ante mis ojos, pulida por la
luz
que llega del recuerdo de tu amor.
Un día más sin ti:
el fulgor de mi arrebatado ímpetu,
con evidente merma
por el derrumbe de tu nombre,
aunque ondea en cada visión
de un rostro femenino,
en la placa de luz de los cuerpos
desnudos,
en mis introspecciones cuando expresan
lo intrusa que hoy resulta tu morada,
reposa en su triunfal convalecencia.
Y sobre aquellos besos exaltados,
aquellas risas tuyas
que arrebataban mi aburrido ocio,
sobre aquella elocuencia del deseo,
hoy desando los días
libre de las cadenas de tu amor,
del suplicio de verme atado al loco
sentimiento,
aunque siempre serpenteando con mi
espíritu
ante la tentación de tu fatal lujuria.
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