sábado, 24 de octubre de 2020

Pálidos muros

Qué lejos se encuentran aquellos muros
amarillos, pálidos de tristeza.
Qué imposible olvido. Días impuros
caminando con la gacha cabeza.

No entiendo por qué el rencor no domina
mi ser tanto tiempo vilipendiado;
ni cómo mi mente no dictamina 
la venganza atroz, el pérfido enfado.

Los recuerdos brotan libres, sin odio,
de aquellas imágenes infernales
—sonrisas grotescas, locos rituales—,

porque se volvió mi canto custodio
de mi fe curtida, y es la obertura
que repara años sin partitura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario