viernes, 30 de marzo de 2018

Ya no pido nada


Me asomo a tus facciones en el ocaso
antes de dejarte sola para ir a beber.
Me infectan los microbios rudos de tu mirada.
Trajinas de lunes a sábado
y duermes el domingo antes de las diez.
Rondo por las horas como un muchacho aburrido
a quien le gusta cantar y no tiene guitarra.
Decaigo en la mala educación y el escocés:
les escupo porquerías a mis demonios.
Quisiera regresar al infinito de aquellos
pájaros-besos que escapaban de tu boca.
La gotera de la ducha ha cumplido un mes.
Perdóname, es tarde, ya no pido nada:
ni siquiera un intento de cambio en tu conducta
que me impulse a sentirte nuevamente amada.