sábado, 5 de septiembre de 2020

Poesía ausente

Siembra y cosecha de tu tiempo,
lozanas briznas que prorrumpen
de los parajes misteriosos y fecundos
de tu imaginación.

Oh, mágico sendero
—pasión de humanizados dioses—:
te esquiva ahora como una luciérnaga
que se aleja en cabriolas,
sin dejarte trasplantar en su fértil tierra
el árbol de hojas lúcidas
que ha hecho crear tu obstinación.

Anhelas la piedad
de sus soplos alentadores,
savia que aviva el espejismo azul
y la frondosidad de la quimera.

Cuánta razón tuvo tu espíritu
—a pesar de su serena sangría—
para seguirla
a través del vasto horizonte de los sueños.

Y cuánta más tendrá
cuando otra vez despiertes.

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