Hermosa en tu lujuria,
y tus pasos de eróticos tacones
y tu sonrisa pálida
y tu forma de echarte entre mis brazos,
ahora me devuelven tus ardores
en las calles oscuras y vacías.
En mi memoria se esconden tus traiciones
(ella anhela el olvido), y surgen
historias de alboradas latiendo entre tus senos,
las canciones testigos de múltiples orgasmos,
las miradas sedientas presagios de diluvios.
La soledad tendida en el presente
deja su resplandor monótono del día
y duerme con sus ropas de faena,
y mi cuerpo comprende el lenguaje de brillos
así como el opaco de tus ojos.
Mi cuerpo quiere ser de madrugada
que todo lo ennoblece
y donde nunca reclama el rencor.
Cada vez más intensa,
como una explosión de luciérnagas vivaces
en el cielo abierto de par en par en tu ventana,
la ciudad abandona su rutina.
Sobre la sábana rugosa,
donde la noche aguarda tu desnudo,
y que estalle la luna en los cristales,
reconstruyo con tacto, piel y besos del recuerdo,
mi reino en ruina.
historias de alboradas latiendo entre tus senos,
las canciones testigos de múltiples orgasmos,
las miradas sedientas presagios de diluvios.
La soledad tendida en el presente
deja su resplandor monótono del día
y duerme con sus ropas de faena,
y mi cuerpo comprende el lenguaje de brillos
así como el opaco de tus ojos.
Mi cuerpo quiere ser de madrugada
que todo lo ennoblece
y donde nunca reclama el rencor.
Cada vez más intensa,
como una explosión de luciérnagas vivaces
en el cielo abierto de par en par en tu ventana,
la ciudad abandona su rutina.
Sobre la sábana rugosa,
donde la noche aguarda tu desnudo,
y que estalle la luna en los cristales,
reconstruyo con tacto, piel y besos del recuerdo,
mi reino en ruina.
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