martes, 3 de octubre de 2017

Adhesión a la belleza

Ayer te sometía duro el frío, 
celebrando con ráfagas su imperio, 
y en la infame opresión del cautiverio 
envolvía el cristal de tu albedrío.

Cuando el viento ululaba en el hastío,
yacía en tu pagano monasterio
y en la tenue armonía del misterio
de tu manual agnóstico el estío.

Mas hoy, en el jardín, porque la cala
en el invierno expira, y la tristeza
unta de pardos su lechosa gala,

del sol imploras sus verdores cálidos,
aunque irrumpan insectos y maleza

y tu añoranza por los días pálidos.