sábado, 7 de noviembre de 2020

Sombríos días

Hay días sin destinos,
sin carencias ni excesos,
sin penumbra ni lumbre,
que despiertan en las mañanas
decididos a desangrarse
en adioses y sombras,
entre fantasmas de mi ayer,
errando por los fondos tristes,
por el jardín sin flores,
y manchan mi retina
con el murmullo de las horas
que caen en goteos
como el agua de una llovizna pertinaz
colmatada en el haz
cóncavo de una hoja.

Hay días que no ambicionan mi sentimiento,
rechazan los recuerdos de mi juventud
y los ojos que besan;
ciclos que deberían extraviarse
en los espacios temporales de mi agobio,
desvanecerse por las nubes misteriosas
de mis anhelos infecundos,
y sucumbir en los abismos fatigados
de mi rutina.

Hay días absurdamente filosos,
como dispuestos con amenazante daga
sobre un cadáver. Días hienas
que jadean
por la carne de un alma a solas.

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