miércoles, 21 de octubre de 2015

Ya no eres mía

No eres mía, ya no eres;
te he perdido en mí,
aunque mis ojos no te pierden,
aunque en las noches te acompañe

cargado de recuerdos testarudos;
te he perdido,
como a la vida,
el último crepúsculo.

 
Aún veo las puertas
entornadas de la sensualidad,
mas el infiel momento me detiene y apaga
las luces una y otra vez.

Deberías, entonces,
herirme en mi profunda vanidad,
arrancarme toda esperanza de tenerte,
hundirme en la más honda soledad.

Sólo podrá salvarme
el deseo animal de recobrarte.


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