martes, 11 de septiembre de 2012

Demonio de la postración

Sangrando estoy por lanzas del demonio eviterno.
Tortura sin clemencia con infame sadismo
mi índole eremita.

Sumido en pesadumbre, fluyo sobre la copla ansiada
pues nunca en estos prados cantará el ruiseñor acorde.
Emigraré al averno con la humana torpeza
de haber desatendido
a las musas de cánticos sublimes.

El demonio consiente sólo metas arcanas
donde manchar, borracho de licores impuros,
los pechos y las ingles de diosas prostitutas.

Herido estoy y sufro el revés del nirvana,
la muerte de mi dios,
y estoy en deuda afónica con los métricos pájaros,
en titánica lucha con la implacable rima
y anulo manuscritos bajo nubes de errores.

Sobre este mar -piloto jadeante-, en cruel calafateo,

en el bote del tiempo que navega al olvido.