jueves, 20 de junio de 2013

El último canto


Persigo confundirme con los anélidos del cielo,
retorcerme en el lodo de las nubes, en la voraz espera,
beber la lluvia de los dioses
que hace siglos no cae
sobre nosotros,
deglutir una estrella oscura que gira en vano,
los misiles de un caza
con la lista de todos sus cadáveres,
perforar el ozono con mi hambre maldita,
asumirme asesino de mí mismo
para volarme el alma inútil.

No más ofrenda a los misterios, no más suplicio;
tan solo apologías del fracaso,
la vanagloria de los dioses
y la infidelidad a los jazmines.
Nunca más la apetencia de gloria del baboso.
Desde mañana aplaudiré la ruina
de mi templo romántico.

Será mi canto último la melodía
ronca que arranque afrodisíacos a los astros,
blasfemias a los sueños,
escupitajos a la inspiración encorsetada,
desprecio al ritmo acentual de la metáfora.

No tengo nada que perder;
ya libre de mis alas
me adaptaré como gusano de los cielos.

domingo, 16 de junio de 2013

Tu recuerdo es lo último que perdería




Estoy sentado en la silla que abandonaste,
con los mismos ademanes, los mismos tics,
y la idéntica manera de sentarte.

No heredé tus ojos verdes,
pero también tuve suerte 
en los placeres mundanos
(un tanto más que tú, creo).

Te recuerdo siempre todo el tiempo;
y cuando me encuentro solo,
lejos de la humanidad,
más te necesito,
más necesito tu amor.
Quisiera que el mundo fuese menos real.